viernes, 27 de abril de 2012

Cuéntala 2012! Carmela

Cuando alguien me propuso la idea de escribir algo de lo sucedido en el camino para el blog, me pareció complicado, quizás porque acontecieron muchas cosas en muy poco tiempo; pero necesario, porque hay demasiadas historias que merecen ser recordadas...
A veces, una siente la tentación de pasar por las cosas sin dejar que las cosas pasen por una. Pero con la Pascua es imposible, irremediablemente te llenas de esas ganas de cambiarlo todo, de esa certeza de que otro mundo es posible y la confianza de que está en mis manos intentar que así sea. No hay forma de no llegar a casa el domingo, aunque sea de noche, cansada y medio dormida, con una sonrisa en la cara, con la seguridad de que Cristo vive y la necesidad de compartir esa alegría inusual que te invade con todo el mundo. No podría quedarme con uno sólo de los recuerdos gestados durante estos días: rescato todas las risas, que fueron muchas, los intercambios de opinión, las sesiones de terapia (sobre todo física, pero también psíquica a veces), algún momento de oración, las horas robadas al sueño, el maravilloso mundo de compartir un coche escoba, buscaros y encontraros en el camino, resucitar en el monte del Gozo... Agradezco a Dios todo lo experimentado y sobre todo lo aprendido durante estos días; el reencuentro con grandes amigos de siempre, la oportunidad de  disfrutar algo más de la compañía de algunas personas que hace poco se cruzaron en mi vida y la posibilidad de conocer a tanta gente nueva. En la primera celebración, recuerdo que le pedía a Dios que hiciera que nada me robara la sonrisa durante los días de camino, lo que no sabía entonces es que, gracias a Él y a todos los compañeros de camino, aún a finales de abril seguiría conservándola. Y que dure. Graciñas por todo, Carmela.





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